REMINISCENCIA
La nube arrastra el ojo
a medida que va lanzando
la gravedad del blanco
hacia la oscilación de la intemperie
hasta convertirlo en exilio
abandonado en una celda de silencios
y con la mirada transformada en ausencia
durante la noche
la pupila absorbe minúsculos alientos
mientras dice de ayunos impasibles
y vocales sin enlazar
esperando integrar el habla y la voz
que la rescate del camino
y que los navegantes
de razones sin parir
arrojen las contraseñas
a la longitud siguiente
pero sólo para morir
con la emoción arañando la memoria.