Despertar en la hondura de la tierra
para comprender la oscuridad,
o acaso ignorar la transgresión de la luz,
apisonar el lastre de la intimidad
con las raíces capturando el fondo
para remontar la incógnita
de la verticalidad,
desnudar la puntualidad del movimiento,
que parece subrayar
el aislamiento aparente;
renovar la fantasía de la muerte
en sucesiones que crecen continuamente
en el bosque y rodean el experimento del humus,
mientras el sedimento cubre de capas
el olfato de la conciencia.
Pero el fondo también guarda
puntos vinculados al primer resto,
y allí la mano duda si enumerar,
empañar la intuición de los dedos,
o quizá ceder al amparo
de una voluntad que la afirme
durante la travesía alrededor
del intento.
Santiago Hussni
13 febrero 2007